El épico triunfo de Los Pumas sobre Escocia en su primera visita a Santiago del Estero tuvo su contracara: la pésima organización.

El acceso al Estadio Único "Madre de Ciudades" fue motivo de quejas de todo tipo; desde la dificultad para conseguir un lugar de estacionamiento (cuando había grandes espacios vacíos en las inmediaciones al estadio) hasta los embotellamientos que se produjeron por la falta de una señalización apropiada o de un mejor ordenamiento de los ingresos.

Tampoco hubo demasiada comunicación entre el personal afectado al evento, que brindaba continuamente información contradictoria.

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Todo esto provocó que mucha gente sufriera retrasos en su traslado hacia el estadio y se encontrara con las puertas cerradas, cuando todavía faltaban más de 20 minutos para el comienzo del partido.

De hecho, llamó la atención que, pese a que la totalidad de las 30.000 localidades disponibles se habían agotado días antes del encuentro, las tribunas no estaban totalmente llenas al momento de comenzar el duelo entre Los Pumas y Escocia. Justamente, porque había centenares de espectadores sin poder ingresar.

"Una pena enorme el escándalo que fue la entrada, al menos a la platea Este. Más de 1.000 personas con sus entradas en la mano no podían entrar porque la Policía cerró las rejas de acceso. Evidentemente hubo sobreventa y actuaron con violencia sobre el público que no podía pasar, aún habiendo muchos niños. Finalmente, a los 10 minutos de comenzar el partido se abrió la puerta", explicó Enrique García Hamilton.

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Otros testigos coincidieron en que la Policía agredió a varios espectadores que estaban reclamando por no poder entrar, pese a tener sus tickets.

"Había chicos llorando. Era un escándalo. Estas cosas no se pueden permitir", reclamó uno de los afectados.

La situación se extendió durante un largo rato hasta que, finalmente, las puertas volvieron a abrirse y los espectadores pudieron ingresar, cuando el partido ya había empezado hace por lo menos 15 minutos.